Vers la beauté – David Foenkinos (224 págs.)*

“Elle comprenait la puissance cicatrisante de la beauté. Face au tableau, nous ne sommes pas jugé, l’échange est pur, l’œuvre semble comprendre notre douleur et nous console par le silence. »

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« Comprendía el poder cicatrizador de la belleza. Frente a un cuadro no somos juzgados, el intercambio es puro, la obra parece entender nuestro dolor y nos consuela a través del silencio”.

En el inicio de la trama Antoine y Mathilde (su jefa en el Museo de Orsay) tienen un acercamiento afectivo y, después, sexua;, tiempo después él le propone escaparse a Lyon (la ciudad en la que nació, y en la que ha vivido y trabajado la mayor parte de su vida), y ella acepta; Antoine le pide que lo acompañe al cementerio. Estando allá, ella lee el nombre de la tumba que va a visitar Antoine: Camille, a quien conoció en la Escuela de Bellas Artes, en donde había enseñado por bastante tiempo ya. Intercalada en la historia de Antoine y Mathilde, aparece la de Camille, una joven de 17 años que se da cuenta que es buena para dibujar, y que encuentra en la pintura su sentido de vida; su primer profesor de dibujo, Yvan, la viola. Le cuesta mucho salir de la primera depresión que tiene por ese horrible evento, pero se da cuenta de que el arte la puede ayudar a sobreponerse, no así la constante presencia de su violador.

[Es el tercer libro que leo de Foenkinos, a quien conocí por el círculo de lectura de Lado B, y me sigue pareciendo un estupendo escritor (ya antes había leído Le mystère Henir Pick y Lennon); tiene la habilidad de atrapar la atención del lector desde las primeras páginas, además de dejar pequeñas maravillas poéticas a lo largo de sus párrafos.]

*El libro se puede encontrar en español bajo el nombre de Hacia la belleza, en editorial Alfaguara.

Tea Rooms. Mujeres obreras – Luisa Carnés (254 págs.)

“Matilde siente como nunca el peso de su condición de explotada. La expulsión de su compañera la llena de pesadumbre. Lo legal, lo humano, hubiera sido protestar, haber exigido el reingreso de la empleada expulsada. Pero no se puede contar con la colaboración de las demás.»

Luisa Carnés muestra como Matilde y sus compañeras del salón de té son explotadas por su empleador; se hacen muy interesantes las reflexiones de la primera sobre su papel en las huelgas obreras, las relaciones de pareja en diversos niveles, la pobreza (condición que comparte con sus compañeras), los privilegios de la clase media y la clase alta, etc. Es un libro que comienza como un retrato estático de la España de la década de 1920, para terminar en un Madrid convulso por diversos movimientos sociales.

[No recuerdo cómo llegué a este libro, pero un día Bookmate me avisó que ya “había llegado” a la plataforma. Me pareció un libro muy interesante, especialmente por la introspección de Matilde, de la que nos muestran desde las primeras páginas la condición precaria en la que viven ella y su familia.

Es un libro que se deja leer, y que te va sorprendiendo por las situaciones presentadas. Además de que, al terminar, leer el epílogo y darte cuenta de que es un libro publicado en 1934, sientes que hay cosas que poco han cambiado en la vida de las mujeres; aunque ya hay algunas cosas que han mejorado.]

Valerosas #2 – Pénélope Bagieu (167 págs).

“Fortalecida tras su primer álbum, Betty adquiere confianza y le entran ganas de hacer otro. Pero esta vez le quita los ruedines a la bici: decide ocuparse ella sola de la composición, los arreglos y la producción (posiblemente sea la única mujer que lo hace por aquel entonces).» (Betty Davis. Letrista y compositora).

En este tomo de “Valerosas” se cuenta la historia de 15 mujeres sorprendentes, de las cuales yo conocía bien sólo una, la de Hedy Lamarr, una actriz que ideó el sistema que ahora se utiliza para el GPS y el wifi. Las otras 14 mujeres son: Temple Grandin (intérprete de animales), Sonita Alizadeh (rapera), Cheryl Bridges (atleta), Thérèse Clerc (utopista realista), Betty Davis (letrista y compositora), Nelly Bly (periodista), Phoolan Devi (reina de los bandidos), The Shaggs (estrellas del rock), Katie Krafft (vulcanóloga), Jesselyn Radack (abogada), Naziq al-Abid (activista de buena familia), Frances Glessner Lee (miniaturista del crimen), Mae Jemison (astronauta), Peggy Guggenheim (amante del arte moderno). Ambos tomos son muy, muy recomendables.

[El tomo 1 fue el último que leímos en quinto ciclo de este año en el club de lectura de la Alianza Francesa, que, como les había contado, dedicamos a la novela gráfica (BD, en francés); el 2 está reservado para enero; pero empecé a hojearlo, y no pude parar. Me gustó mucho encontrarme con las historias de estas mujeres que, como dice en la portada “sólo hacen lo que quieren”; me sorprendí al darme cuenta que conocía a muy pocas de las mujeres que aparecen en los dos tomos.

Creo que gracias al club de lectura y a la iniciativa de leer novela gráfica, ahora tengo más confianza al buscar este tipo de materiales y leerlos, de hecho, en la página de Culturethèque hay una sección muy amplia de BD, y he encontrado cosas muy interesantes, como una sobre la vida de Isadora Duncan, y las novelas gráficas de Enola Holmes, adaptadas de la novela de Nancy Springer.

Por cierto, una de las mujeres de este tomo que me llamó mucho la atención fue Betty Davis, quien por un tiempo muy corto fue una de las esposas de Miles Davis (uno de mis músicos favoritos); y me llamó la atención porque estaba justo viendo un documental sobre la vida de éste y sólo la mencionan de pasada; aunque Pénélope cuenta -y no es la única que lo dice- que es un monstruo de la música, la letrística y la interpretación. Les dejo una de sus canciones más conocidas: The say I’m different.]

Katie Krafft (vulcanóloga)

El hijo del héroe – Karla Suárez

Esta novela inicia así: “A mi padre lo mataron una tarde que hacía mucho sol, aunque no lo supimos en ese momento. Él estaba del otro lado del mundo, en la selva oscura de Angola. Nosotros en la isla, donde la vida continuaba más o menos como de costumbre, bajo nuestro sol cotidiano”. Y entonces nos zambulle en las vivencias y el dolor que Ernesto y su familia experimentan por este acontecimiento, que marca al protagonista de tal manera que lo persigue hasta su edad adulta. Con el fin de entender qué fue esa guerra, por qué Cuba destinó tantos recursos humanos, materiales y monetarios a apoyarla, y cuál ha sido el impacto en su vida; Ernesto abre un blog a partir del que cuenta los resultados de diferentes pesquisas que lleva a cabo. Al conocer a Berto, cubano que también participó en la guerra, su historia dará un giro inesperado, que nos lleva a un final sorprendente y sobrecogedor.

[Es muy interesante darse cuenta de que todos los nombres de los capítulos llevan el nombre de un libro, esto puede hacer alusión a una de las mayores aficiones de Ernesto: la lectura. Además, la historia también se teje con mucha música, y eso lo explica la autora, porque ella misma estudió música (además de ingeniería), y sus libros y personajes deben incluir música. En este, desde uno de los dos epígrafes con que inicia la novela hay una referencia musical: Veterano’ de Frank Delgado, que precisamente habla de la participación de Cuba en la guerra de Angola.

Comparto con ustedes la presentación de este libro en la FIL, en la que participaron la autora y la escritora mexicana Mónica Lavín.