El año del murciélago – Greco Hernández (204 págs.)

“Como los murciélagos, los humanos vivimos en el fondo de una cueva, en la oscuridad de nuestros problemas cotidianos, y dormimos de cabeza para no ver que estamos destruyendo nuestro entorno global. La buena notica es que, para noviembre de 2022, ya se han aplicado más de 12 861 millones de dosis de vacunas eficaces contra el SARS-CoV-2. La mala noticia es que la de 2020 no será la última pandemia, y no sabemos cuándo ni en dónde surgirá la siguiente. Ni tampoco cuál será el patógeno causal, aunque probablemente vuelva a ser un virus que salte desde alguna especie silvestre hacia el humano.”

En el grupo de whatsapp de los vecinos aparece el siguiente mensaje: “Por favor también hace falta que pongan atención en lo de los cebaderos, se siguen pasando los ratones a los jardines, están rascando hoyos por todos lados, y ya de la humedad de la piedra pues ni hablo”. Mi vecina no ha reparado en que el fraccionamiento en el que vivimos fue antes un campo de cultivo, aún hay un par de milpas en la calle (al lado y frente al fraccionamiento): aquí, los invasores somos nosotros.

De esto y otras cosas mucho más serias habla “El año del murciélago”. Es un libro de divulgación científica cuyo tema principal es el virus que paró al mundo en 2020, y que seguramente muchos recordamos con recelo, ansiedad, tristeza… A lo largo de las páginas podemos enterarnos de que los virus son organismos extraños; que la primera vez que se pudo observar un virus fue en 1939 gracias al desarrollo de los microscopios electrónicos en Alemania; que se han descrito hasta  2022 (fecha de la recepción del manuscrito del libro) 10434 especies distintas de virus; que existe un proyecto llamado “Viroma de la Tierra”; que habitamos un planeta atestado de virus; que los murciélagos son habitáculos naturales de coronavirus; que esos virus han saltado a otras especies intermedias y han desarrollado enfermedades en el ser humano que lo han llevado a la cuasi extinción; que desde 2018 ya se hablaba de una “enfermedad X” que hacía referencia a una próxima pandemia que saltaría de animales a personas…

Greco Hernández nos cuenta detalladamente la manera en la que el SARS-CoV-2 se diseminó desde un mercado húmedo de Wuhan hasta los confines más recónditos del mundo, nos platica los tratamientos que se fueron identificando en la marcha para tratar este mortífero virus, y nos lleva a pasear por el desarrollo de las vacunas que ayudaron a disminuir su transmisión; poniendo especial énfasis en aquellas que han sido fabricadas a partir de ARN mensajero, y que han revolucionado la ciencia básica de este campo, a tal grado que se piensa que este método puede ser utilizado para crear, por ejemplo, vacunas contra el VIH.

Es un libro muy ilustrativo, un tanto angustiante; porque hace recordar ese episodio tan reciente de la historia humana, que arrasó con muchísimas vidas. Asimismo, nos hace reflexionar sobre la relación que tenemos con el medioambiente, y la necesidad de replantear aquello que llamamos “normal” (como el consumo de carne de animales que han sido criados en granjas industrializadas, que son el mismísimo infierno para cerdos, reses y pollos).

“Proctor también descubrió que los millones de virus marinos controlan el tamaño de las poblaciones de bacterias en los océanos. Cada día, los virus marinos matan entre 20 y 40 por ciento de las bacterias de los océanos, liberando sus componentes como biomasa que se recicla al ser posteriormente absorbida por millones de otros microorganismos en el siguiente eslabón de la cadena alimenticia. Con ello, los virus influencian fuertemente a nivel planetario los ciclos del carbono, del nitrógeno, del oxígeno y de otros elementos químicos que sustentan la vida en la Tierra.”

La casa chica – Mónica Lavín (212 págs.)

“—Max, tú que eres casado, ¿entiendes por qué un hombre enamora a una mujer a sabiendas de que no está dispuesto a dedicar su vida a ella?”

De los años 1920 a 1960 se cuentan cosas extraordinarias, como la necesidad de dar al México posrevolucionario una identidad nacional, en la que el indio muerto y sus pirámides serían uno de los símbolos máximos; también se recuerda la época de oro del cine mexicano, que tuvo como uno de sus promotores al expresidente Miguel Alemán. En esta época aún tenemos a los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera como creadores -tanto en la plástica como en el chisme de la ciudad de México-. Es en este lapso temporal que la autora mexicana Mónica Lavín decide crear historias acerca de personajes que muchas de nosotras conocemos, y de otros tantos que tal vez nunca hemos oído mencionar, como es el caso de: Emilio “El Indio” Fernández, Maximino Ávila Camacho la ya mencionada Frida, así como Miguel Alemán; o Miroslava Stern, Conchita Martínez o Lorenzo Garza Arrambide. El hilo conductor de todas las historias es la infidelidad, ese ente pegajoso, latente, inquieto, que habita en toda relación de pareja. Cada una de las historias te lleva a imaginar la pasión, la desolación, el desencanto y la necesidad de verter los sentimientos en otro u otra que es objeto del afecto u obsesión de alguno de estos personajes reconocidos o no.

“Tú que ibas a saber de amores, si todavía no arriesgabas el corazón. Querías un amor de película, le dice el viejo. Querías una mujer de celuloide. Por eso Olivia, pinche Indio. Una señorona de Hollywood, que te gustaba como comparsa de Errol Flynn y hasta rabia te daba verla junto a él, que te acabó de robar el corazón como Melanie porque era dulce, porque era una mujer de altar.”

En audio: https://soundcloud.com/yatzel-rold-n/libro-1-la-casa-chica-monica-lavin/s-2v0KWOxDaw3?si=9597ffbcb2014b56b883f8ef9412b8a5&utm_source=clipboard&utm_medium=text&utm_campaign=social_sharing